jueves, 30 de octubre de 2014

Una de cine argentino (del bueno)


"Todos podemos perder el control". Bajo esta premisa se presenta la película argentina de moda, candidata a los próximos Oscar y una excelente opción para una sesión palomitera. A través de seis historias cuyo único nexo en común es la ira (contenida o no), Damián Szifron nos presenta una cinta de casi dos horas que se pasan en un suspiro entre sobresaltos, alguna que otra carcajada y, sobre todo, altas dosis de tensión. 

La película, que en realidad puede verse como una sucesión de cortometrajes, a cada cual más curioso e inquietante, oscila entre el drama social y la comedia negra (negrísima). Y aunque la violencia está presente en el fondo y en la forma y en ocasiones pueda resultar indigesta por cierto exceso de acidez, el regusto que deja en el paladar del espectador invita a repetir.

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